Costa Rica deja de ser atractivo incluso para los nómadas digitales

Costa Rica fue uno de los primeros países del mundo en crear una visa diseñada exclusivamente para trabajadores remotos. La idea era atraer profesionales con ingresos estables, dinamizar la economía y posicionar al país como un destino ideal para vivir y trabajar desde la playa. Con demostrar ingresos superiores a los 3.000 dólares mensuales y contar con seguro, una persona podía residir legalmente por un año.

Durante un tiempo funcionó. El país se volvió un punto popular para nómadas digitales, freelancers y trabajadores de empresas internacionales que buscaban un lugar estable y con buena calidad de vida. Pero ese atractivo empezó a desvanecerse.

En 2024, el panorama cambió de forma drástica. Las aprobaciones de visas para nómadas digitales se redujeron a la mitad y las solicitudes cayeron un 60 %. El interés disminuyó incluso entre quienes tenían los medios para vivir acá y trabajar remotamente.

Las razones no sorprenden a quienes viven en Costa Rica. El costo de vida ha incrementado de manera sostenida, especialmente en zonas turísticas donde los precios se han disparado. La vivienda es cada vez más inaccesible y muchos servicios, desde alimentación hasta transporte, tienen costos elevados que ya no justifican vivir en el país.

Al mismo tiempo, otros destinos están ofreciendo mejores incentivos como procesos más simples, impuestos más bajos, alquileres más accesibles y beneficios atractivos para quienes trabajan desde cualquier parte del mundo.

La caída en la llegada de nómadas digitales muestra algo que muchos ya sienten a nivel local, Costa Rica se está volviendo demasiado cara, incluso para los gentrificadores. Es un reflejo de un país donde el costo de vivir supera cada vez más al beneficio percibido, tanto para extranjeros como para quienes han vivido aquí toda la vida.